1722-1807

En los albores del siglo XVIII, unos cuantos hombres de buena voluntad, fervorosos y excelentes cristianos, encabezados por Santiago Repiso, se congregaron con el único objetivo de meditar sobre la vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo mediante el ejercicio del Santo Vía Crucis, práctica propagada en occidente a principios del siglo XV por el Beato Álvaro de Córdoba. Por tal fin fundaron la Santa Hermandad de la Sagrada Pasión y Vía Sacra de Nuestro Señor Jesucristo en la Parroquia de San Lorenzo Mártir el 20 de julio de 1722 con la aprobación y confirmación de las primeras constituciones por el obispo Marcelino Siuri. Salió la primera Vía Sacra el 25 de agosto de 1722 al Calvario existente en el Campo del Marrubial, situado a extramuros de la ciudad y próximo a la Puerta de Plasencia.


Constituida y en marcha la Cofradía, el número de hermanos creció rápidamente y se logró, con el producto de las limosnas reglamentarias y algunos ingresos extraordinarios, encargar la hechura de una imagen de Jesús Nazareno con la Cruz a cuestas, que aún subsiste, al trinitario descalzo Fray Juan de la Concepción, que se bendijo el 9 de abril de 1724 en el palacio episcopal por el obispo Marcelino Siuri y se trasladó aquella misma noche a la collación de San Lorenzo para el Santo Ejercicio del Vía Crucis.


Se suscitó en aquellos años una enojosa y gran contienda entre el rector de la parroquia Pedro José de Luque y la Cofradía a causa de lo dispuesto en las primitivas constituciones, pues era ley inviolable que se sacara la Vía Sacra todos los viernes del año, domingos y demás días festivos y que para mover a los fieles a mayor devoción, lo hiciese con la imagen de Jesús Nazareno. El rector se opuso a que continuaran las salidas alegando que éstas tenían carácter de procesión, consiguiendo por la autoridad eclesiástica la orden verbal de no consentir que los hermanos sacasen la imagen de Jesús Nazareno en andas para el ejercicio del Vía Crucis. Tiempo después y aún con la inamovible actitud del párroco, la Hermandad se dirigió al obispo Marcelino Siuri con respetuosas formas y razonadas exposiciones consiguiendo que decretara el 26 de marzo de 1725 que por ese año se realizara el Vía Crucis. La Cofradía no conforme con tan pequeña concesión, tuvo que claudicar y prescindir de su primera regla y conformarse con que se le permitiese la salida a la Vía Sacra una sola vez al año y con carácter de procesión.


Tras lo acontecido, se acordó para los años venideros que la imagen de Jesús Nazareno saldría en andas el domingo siguiente de Cuaresma o en el de Ramos por la tarde llevando la siguiente estación: desde la iglesia parroquial de San Lorenzo irá por la calle Mayor a la Puerta de Plasencia y de allí al Calvario del Marrubial, donde en tono de oración del Vía Crucis desde Cruz a Cruz, sin detenerse ni hacer genuflexión, se dirá la estación que a cada una correspondiese, y volviendo a dicha Puerta de Plasencia iría por la calle Empedrada a la calle de la Banda y a dicha iglesia, donde antes de salir la procesión se predicaría un sermón y además, se convidaría a algunos músicos que fuesen cantando delante de la imagen el salmo del Miserere desde la iglesia a la Puerta de Plasencia y desde ella a la iglesia.


En 1732 se inició el primer período de decadencia de la Cofradía, cuya vida quedó limitada a celebrar la procesión y dos Cabildos anuales, uno de ellos para la renovación de cargos. La Hermandad adquirió nuevo esplendor en 1741 durante los años de mandato de Juan de Orgaz y Recio y tras la entrada de Pedro Díaz Polo en la rectoría de San Lorenzo, quien puso todo su empeño en reestablecerla.


Durante los primeros años de la década de los cincuenta de la centuria dieciochesca, y mientras se hicieron las obras de reforma de la iglesia de San Lorenzo, estuvo depositada la imagen de Jesús del Calvario en casa de Eugenio de Alfaro. Al término, se dispuso una procesión para traer a ella los santos desperdigados, levantando esta Cofradía un altar en el Compás de San Agustín.


Durante la Vía Sacra de 1765, el Hermano Mayor del Santísimo Sacramento Pablo Nadales hizo despojar altares, manteles y ornamentos de la capilla donde se ubicaba Jesús del Calvario y en su lugar puso a Jesús Preso, también llamado Humilde, procedente de la ermita de San Martín y Nuestra Señora de las Montañas que se encontraba colocado en otro altar más bajo en la misma capilla, y esparció la voz de que la Hermandad de Jesús del Calvario buscase donde estar ya que no volvería al mismo altar. Al tiempo, la imagen de Jesús del Calvario permanecía aún en sus andas procesionales en el altar mayor, desencadenándose un pleito que se celebró ante la autoridad eclesiástica, donde el Hermano Mayor Francisco de Castro junto a otros directivos tuvieron que defender los derechos de la Hermandad contra la del Santísimo, que se consideraba la propietaria de la capilla. Gracias a este litigio conocemos la autoría de la imagen de Jesús del Calvario, pues Juan Jurado, uno de los fundadores de la Cofradía, declaró como testigo que por iniciativa de uno de los devotos se hizo la imagen en 1723 en el Colegio de Trinitarios Descalzos de Córdoba por Fray Juan de la Concepción, religioso lego del convento de Nuestra Señora de Gracia. Finalmente la causa se resolvió el 3 de junio de 1765 por el Vicario General de la diócesis Francisco Sánchez Navas, quien mandó poner la imagen de Jesús del Calvario en el nicho y altar de la capilla contigua a la del Sagrario donde antes se hallaba colocada y apercibir a Pablo Nadales que en adelante no efectuase cambio alguno sin el decreto del juez competente.


El patente fervor que goza en el barrio de San Lorenzo la imagen de Jesús del Calvario se puso de manifiesto a finales del siglo XVIII en un notable crecimiento en el número de hermanos hasta cifras no alcanzadas hasta entonces.

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